Un situación que en la actualidad se esta presentando con mayor frecuencia en los niños es sin duda lo que conocemos como "Autismo", y por su desconocimiento, muchos padres no atienden a sus hijos y esto puede ocasionar algunas problemáticas extras.
Para evitar esto, el primer paso es saber que es este trastorno, por esa razón les traigo este interesante artículo en el cual podremos conocer estas caracteristicas, mismas que nos pueden ayudar a identificar si un pequeño presenta esta problemática.
Esta orientación nos puede dar una idea más clara y así poder hacer algo cuanto antes, siempre en beneficio de los peques, sobre todo por que en algunas variantes del "Autismo" los niños parecieran normales, y ante esto los padres piensan que solo es cuestión de saberlos manejar, como por ejemplo cuando se presentan los berrinches (conducta más sobresaliente), pero la verdad es que esta es solo una de las conductas más visibles, y realmente habrán de existir algunas otras que quizá no sean tan fácil de manejar.
Esperemos que este artículo les resulte interesante y poco a poco vayamos conociendo sobre este tipo de trastorno que necesita de mucha de nuestra atención.
Atte.
Psic. Nicolás Sánchez E.
TRASTORNOS
DEL ESPECTRO AUTISTA (TEA)
(Centros
para el control y atención de enfermedades)
SIGNOS Y SÍNTOMAS
Los trastornos
del espectro autista (TEA) son una discapacidad del desarrollo provocada por
diferencias en el cerebro. Los científicos desconocen exactamente qué provoca
estas diferencias en la mayoría de las personas con TEA. Sin embargo, algunas
tienen una diferencia conocida, como una afección genética. Existen muchas
causas para los TEA, si bien aún la mayoría son desconocidas.
A menudo, no
hay indicios en el aspecto de las personas con TEA que los diferencien de otras
personas, pero es posible que se comuniquen, interactúen, se comporten y
aprendan de maneras distintas a otras personas. Las capacidades de aprendizaje,
pensamiento y resolución de problemas de las personas con TEA pueden variar;
hay desde personas con muy altos niveles de capacidad (dotadas, o gifted en
inglés) y personas que tienen muchas dificultades. Algunas necesitan mucha
ayuda en la vida diaria, mientras que otras necesitan menos.
Actualmente, el
diagnóstico de TEA incluye muchas afecciones que solían diagnosticarse por
separado e incluyen el trastorno autista, el trastorno generalizado del
desarrollo no especificado de otra manera (PDD-NOS, por sus siglas en inglés) y
el síndrome de Asperger. Hoy en día, a todas estas afecciones se las denomina
trastornos del espectro autista.
Los TEA
comienzan antes de los 3 años de edad y duran toda la vida de la persona; no
obstante, los síntomas pueden mejorar con el tiempo. Algunos niños con TEA
muestran indicios de problemas futuros en los primeros meses de vida. En otros
casos, es posible que los síntomas no se manifiesten hasta los 24 meses o
incluso después. Algunos niños con un TEA parecen desarrollarse normalmente
hasta los 18 a 24 meses de edad y después dejan de adquirir destrezas nuevas o
pierden las que tenían antes. Los estudios realizados han mostrado que entre un
tercio y la mitad de los padres de niños con TEA observaron un problema antes
del primer año de vida de sus hijos y entre el 80 % y 90 % de los padres
detectaron problemas antes de los 24 meses.
Es importante
destacar que algunas personas que no tienen un TEA también pueden presentar
algunos de los síntomas. Pero, en el caso de las personas con TEA, los
problemas hacen que la vida sea muy difícil.
Posibles
“signos de alarma”
Las personas
con un TEA pueden presentar las siguientes características:
No responder a
su nombre para cuando tienen 12 meses de edad.
No señalar los
objetos para demostrar su interés (no señalar un avión que pasa volando) para
cuando tienen 14 meses de edad.
No jugar juegos
de simulación (jugar “a darle de comer” a un muñeco) para cuando llegan a los
18 meses de edad.
Evitar el
contacto visual y querer estar solos.
Tener
dificultades para comprender los sentimientos de otras personas y para hablar
de sus propios sentimientos.
Presentar
retrasos en las destrezas del habla y el lenguaje.
Repetir
palabras o frases una y otra vez (ecolalia).
Dar respuestas
no relacionadas con las preguntas que se les hace.
Irritarse con
los cambios pequeños.
Tener intereses
obsesivos.
Aletear las
manos, mecerse o girar en círculos.
Tener
reacciones poco habituales al sonido, el olor, el gusto, el aspecto, el tacto o
el sonido de las cosas.
Destrezas
sociales
Los problemas
sociales son uno de los síntomas más comunes de todos los tipos de TEA. Los
problemas sociales de las personas con un TEA no son simplemente “dificultades”
sociales, como ser tímidos. Son dificultades sociales que pueden generar
problemas graves en la vida diaria.
Algunos
ejemplos de los problemas sociales relacionados con los TEA son los siguientes:
No responder al
nombre para cuando tienen 12 meses de edad.
Evitar el
contacto visual.
Preferir jugar
solos.
No compartir
intereses con los demás.
Interactuar
únicamente para llegar a una meta deseada.
Tener
expresiones faciales apáticas o inadecuadas.
No comprender
los límites del espacio personal.
Evitar o
resistirse al contacto físico.
No sentir el
consuelo que le dan otras personas cuando están angustiados.
Tener
dificultades para comprender los sentimientos de otras personas y para hablar
de sus propios sentimientos.
Los bebés con
un desarrollo típico se interesan por el mundo y las personas que los rodean.
Para cuando cumplen el primer año de vida, los niños pequeños con desarrollo
típico interactúan con los demás haciendo contacto visual, repitiendo palabras
y acciones, y usando gestos simples como aplaudir y decir “adiós” con la mano.
Los niños con un desarrollo típico también muestran interés por los juegos
sociales como las escondidas y las palmaditas con las manos. Pero los niños
pequeños con un TEA pueden tener mucha dificultad para aprender a interactuar
con otras personas.
Es posible que
algunas personas con TEA no se interesen en absoluto en los demás. Otras, tal
vez, quieran tener amigos pero no comprendan cómo entablar las relaciones de
amistad. A muchos niños con un TEA les cuesta mucho aprender a turnarse y
compartir, bastante más que a los otros niños. Esto puede hacer que los otros
niños no quieran jugar con ellos.
Las personas
que tienen un TEA pueden tener problemas para demostrar sus sentimientos o
hablar de ellos. También es posible que tengan problemas para comprender los
sentimientos de los demás. Muchas personas con un TEA son muy sensibles al
tacto y, posiblemente, no quieran que se las abrace. Los comportamientos
autoestimulantes (p. ej., aletear con los brazos) son habituales en las
personas con TEA. La ansiedad y la depresión también afectan a algunas personas
que tienen un TEA. Todos estos síntomas pueden hacer que los otros problemas
sociales sean aún más difíciles de manejar.
Comunicación
Cada persona
con TEA tiene distintas destrezas de comunicación. Algunas personas pueden
hablar bien. Otras no pueden hablar en absoluto o hablan muy poco. Cerca del 40
% de los niños con un TEA no hablan nada. Entre el 25 % y el 30 % de los niños
con TEA dicen algunas palabras entre los 12 y 18 meses de edad y después dejan
de hacerlo.1 Otros pueden hablar pero no hasta entrada la niñez.
Algunos
ejemplos de problemas de comunicación relacionados con los TEA incluyen los
siguientes:
Presentar un
retraso en las destrezas del habla y el lenguaje.
Repetir
palabras o frases una y otra vez (ecolalia).
Invertir los
pronombres (p. ej., decir “tú” en lugar de “yo”).
Dar respuestas
no relacionadas con las preguntas que se les hace.
No señalar ni
responder cuando se les señala algo.
Usar pocos o
ningún gesto (p. ej., no decir adiós con la mano).
Hablar con un
tono monótono, robótico o cantado.
No jugar juegos
de simulación (p. ej., no jugar “a darle de comer” al muñeco).
No comprender
los chistes, el sarcasmo ni las bromas.
Las personas
con TEA que hablan pueden usar el lenguaje de maneras poco habituales. Es
posible que no puedan poner palabras en oraciones reales. Algunas personas con TEA
dicen solo una palabra por vez. Otras personas repiten las mismas palabras o
frases una y otra vez. Algunos niños repiten lo que dicen los demás, una
afección que se denomina ecolalia. Pueden repetir las palabras inmediatamente
después de que las escucharon o después. Por ejemplo, si le pregunta a alguien
con un TEA: “¿Quieres jugo?”, es posible que la persona repita “¿Quieres jugo?”
en lugar de responder la pregunta. Si bien muchos niños que no tienen TEA
atraviesan una etapa en la que repiten lo que escuchan, habitualmente se les
pasa para cuando tienen tres años. Algunas personas con un TEA pueden hablar
bien pero podrían tener dificultades para escuchar lo que dicen los demás.
Las personas
con TEA pueden tener dificultades para usar y comprender los gestos, el
lenguaje corporal o el tono de voz. Por ejemplo, las personas con TEA pueden no
comprender qué significa decir adiós con la mano. Es posible que las
expresiones faciales, los movimientos y los gestos no coincidan con lo que
están diciendo. Por ejemplo, es posible que sonrían cuando dicen algo triste.
Las personas
con TEA podrían decir “yo” cuando quieren decir “tú” o viceversa. Es posible
que su tono de voz suene monótono, robótico o agudo. Las personas que tienen un
TEA podrían pararse demasiado cerca de las personas con quienes hablan o hablar
de un tema de conversación durante demasiado tiempo. Podrían hablar mucho sobre
algo que les gusta, en lugar de tener una conversación recíproca con la otra
persona. Algunos niños con destrezas de lenguaje bastante buenas hablan como
pequeños adultos, sin poder expresarse como se expresan comúnmente los niños.
Intereses
y comportamientos poco habituales
Muchas personas
con TEA tienen intereses o comportamientos poco habituales.
Algunos
ejemplos de intereses y comportamientos poco habituales relacionados con los
TEA incluyen los siguientes:
Formar líneas
con juguetes u otros objetos.
Jugar con los
juguetes de la misma forma todas las veces.
Mostrar interés
por partes de los objetos (p. ej., las ruedas).
Ser muy
organizados.
Irritarse con
los cambios pequeños.
Tener intereses
obsesivos.
Tener que
seguir determinadas rutinas.
Aletear las
manos, mecerse o girar en círculos.
Los movimientos
repetitivos son acciones que se repiten una y otra vez. Pueden incluir una
parte del cuerpo o todo el cuerpo, o incluso un objeto o juguete. Por ejemplo,
las personas con un TEA pueden pasar mucho tiempo aleteando los brazos de
manera repetitiva o meciéndose de lado a lado. Pueden encender y apagar una luz
o hacer girar las ruedas de un automóvil de juguete de manera repetida. Estos
tipos de actividades se conocen como autoestimulación o “conductas
estereotipadas”.
Las personas
con TEA frecuentemente se desenvuelven si tienen rutinas. Un cambio en la
rutina habitual del día, como hacer una parada en el camino de la escuela al
hogar, puede ser algo muy angustiante para las personas con TEA. Podrían
“perder el control” y tener una “crisis” o berrinche, en especial si están en
un lugar desconocido.
Algunas
personas con TEA también podrían crear rutinas que parecen inusuales o
innecesarias. Por ejemplo, mirar por todas las ventanas cuando pasan por un
edificio o querer mirar siempre un video de inicio a fin, incluidos los
anticipos y créditos. Si no se les permite seguir este tipo de rutina, esto
puede provocar gran frustración y berrinches.
Otros
síntomas
Algunas
personas con TEA tienen otros síntomas. Estos pueden incluir los siguientes:
Hiperactividad
(exceso de actividad)
Impulsividad
(actuar sin pensar)
Corta capacidad
de concentración
Agresión
Autolesionarse
Berrinches
Hábitos de
alimentación y sueño poco habituales
Estado de ánimo
o reacciones emocionales poco habituales
Falta de miedo
o más miedo de lo esperado
Reacciones poco
habituales al sonido, el olor, el gusto, el aspecto o el tacto de las cosas
Las personas
con TEA pueden tener respuestas poco habituales al tacto, el olor, los sonidos,
el aspecto y el gusto de las cosas. Por ejemplo, es posible que tengan poca
reacción o una reacción exagerada al dolor o a un ruido fuerte. Podrían tener
hábitos alimentarios anormales. Por ejemplo, algunas personas con un TEA
limitan su alimentación únicamente a algunas comidas. Otros pueden comer cosas
que no son comestibles como tierra o piedras (esto se denomina pica). Además,
podrían tener problemas como estreñimiento o diarrea crónicos.
Las personas
con TEA pueden tener hábitos del sueño extraños. También pueden tener estados
de ánimo o reacciones emocionales anormales. Por ejemplo, es posible que se
rían o lloren en momentos inusuales, o bien, que no demuestren una respuesta
emocional en momentos en los que es de esperarse. Además, es posible que no le
tengan miedo a cosas peligrosas y que le tengan miedo a objetos o situaciones
inofensivos.
Desarrollo
Los niños con
TEA se desarrollan a ritmos distintos en áreas diferentes. Es posible que
muestren un retraso en las destrezas del lenguaje, sociales y del aprendizaje,
mientras que sus destrezas para caminar y trasladarse sean prácticamente
iguales a las de otros niños de su edad. Es posible que sean muy buenos para
armar rompecabezas o resolver problemas de computadora pero que tengan
dificultades con actividades sociales tales como hablar o hacerse amigos. Los
niños con un TEA también podrían aprender una destreza difícil antes de
aprender una más sencilla. Por ejemplo, es posible que un niño lea palabras
largas pero que no pueda decir qué sonido tiene la letra “b”.
Los niños se
desarrollan a su propio ritmo, de modo que puede ser difícil predecir
exactamente cuándo aprenderán una destreza en particular. Pero existen
indicadores del desarrollo específicos para cada edad que se utilizan para
medir el progreso social y emocional de un niño durante los primeros años de
vida. Para obtener más información más sobre los indicadores del desarrollo,
visite “Aprenda los signos. Reaccione pronto."
una campaña diseñada por
los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades ( CDC) junto con
otros socios para enseñar a padres, profesionales de atención médica y
proveedores de cuidado de niños sobre el desarrollo temprano de los niños,
incluidos los posibles “signos de alarma” en torno a los trastornos del
espectro autista.
Referencias
Johnson, C.P.
Early Clinical Characteristics of Children with Autism. In: Gupta, V.B. ed:
Autistic Spectrum Disorders in Children. New York: Marcel Dekker, Inc.,
2004:85-123.
FUENTE:
https://www.cdc.gov
Imagen: Internet