Son muchos los tópicos que giran en torno al hijo único, tienen fama de mimados y consentidos y con dificultad para relacionarse con otros niños. Veamos que hay de cierto en esto y cuáles son las ventajas e inconvenientes que pueden tener estos niños. Veamos también, los errores más comunes que suelen cometer los padres al educar a un hijo único.
Relacionarse con otros niños
El hijo único tiene fama de ser un niño egoísta, mimado, mandón y caprichoso. Pero en realidad, esta fama es un tópico que no tiene porqué corresponder con la realidad, pues el carácter del hijo único dependerá sobre todo del tipo de educación que reciba. Lo que está claro es que al crecer sin hermanos y vivir sólo con adultos, les resultará más difícil relacionarse e integrarse con otros de su edad.
Para que el niño aprenda a compartir y a relacionarse, los padres deben procurar que su hijo tenga contacto con otros niños desde muy pequeño. Para ello, es importante llevarle a la guardería, invitar a sus amigos a casa para que compartan sus juguetes y su espacio, procurar que juegue con otros niños para que aprenda a perder, ganar y respetar turnos, buscarle actividades fuera del horario escolar y en verano llevarlo a algún campamento de verano. Así lograremos suplir lo que de forma natural no puede aprender en su casa.
Ventajas e inconvenientes
El hijo único no es un niño diferente a los demás, tan sólo crece en un entorno y con unas circunstancias que no coinciden con los de la mayoría. Veamos qué ventajas o inconvenientes le pueden ofrecer estas circunstancias.
Ventajas
- Son niños que disfrutan de la atención exclusiva de sus padres, siempre están pendientes de él y no tiene que compartirlos con nadie. Esta situación, hace que el hijo único se sienta muy seguro de sí mismo y que tenga una autoestima muy alta.
- Su desarrollo lingüístico es sorprendente y poseen una gran capacidad intelectual, debido a la intensa relación que tiene con el mundo adulto y a la gran atención y estimulación que reciben de sus padres.
- Los resultados académicos suelen ser muy buenos, pues son niños que suelen estar muy preparados y con una gran estimulación intelectual y por lo general son responsables y ordenados. Además suelen expresar sus ideas con claridad.
- Al pasar muchas horas solos, sin la compañía de otros niños, desarrollan más la imaginación y aprenden a entretenerse solos. Esto también favorece el desarrollo de la afición a la lectura.
Inconvenientes
- Son más egocéntricos y en los juegos de grupo les cuesta esperar su turno. Sin embargo, acostumbrado a ser el centro de atención de la casa, el rol de líder lo desempeña muy bien y por lo general, suele ser muy querido y valorado por sus compañeros.
- Al convivir sólo con adultos y al verse sometidos muy pronto a la forma de pensar y al comportamiento de los adultos, suelen madurar a una edad demasiado temprana.
- Les cuesta ser generosos porque no están acostumbrados a compartir sus juguetes.
- En su casa, no pueden compartir sus experiencias con otros iguales. Aunar esfuerzos para conseguir un objetivo, ayudarse entre los hermanos o reconciliarse tras una pelea son experiencias de las que carecen. Pero sobre todo, lo que los hijos únicos nunca conocerán es el amor tan especial que existe entre los hermanos.
El riesgo de sobreprotegerlos
Las principales razones por las que las parejas deciden tener un hijo único, suele ser por motivos profesionales. La incorporación de la mujer al mundo laboral hace difícil que pueda compaginar trabajo y familia, sobre todo en lo que al horario se refiere.
También suele ser por problemas económicos o porque las parejas deciden formar una familia cada vez a edades más tardías, cuando ya han logrado una estabilidad profesional y económica.
Ocurre con frecuencia, que los padres se sienten culpables de esta decisión, suelen ver a su hijo como un niño más solitario y con un fuerte deseo de tener un hermano. Estos sentimientos de culpabilidad hace que los padres quieran suplirlo colmando a su hijo de atenciones, dándole una educación obsesiva llena de actividades; inglés, natación etc. y corriendo el riesgo de que se le mime y consienta demasiado.
Pero, el principal riesgo que tienen los padres con un hijo único es caer en la sobreprotección, es decir, caer en la preocupación excesiva por sus hijos y en sentir la necesidad de resolver sus problemas y solucionar los obstáculos que se le presentan. Así, no permiten que su hijo aprenda a desenvolverse socialmente y que crezca como un ser independiente.
Por esto, es muy importante que los padres aprendan a controlar la excesiva preocupación por su hijo y que traten de evitar cualquier sentimiento de culpabilidad que puedan tener ante esta decisión.
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