Más allá de condenar el acto en sí, lo que nos llama irremediablemente a la reflexión, es que aunque este evento nos parece lejano, realmente no lo es, por la simple y sencilla razón de que estamos en este mismo lugar llamado mundo.
Lo que debemos preguntarnos es ¿Qué pasa en la vida de estos niños que los lleva a hacer este tipo de acciones?, ¿Qué es lo que llegan a sentir para pensar que esta es la única salida?, ¿Realmente las personas al rededor de este tipo de niños o jóvenes no se percatan de sus conductas?.
Podríamos seguir haciéndonos miles de preguntas, para tratar de entender esta situación, pero este día más que poner la noticia en sí, cosa que considero ya conocen hasta el cansancio, les quiero compartir algunos comentarios sobre este lamentable hecho.
Actualmente se dicen varias cosas, que si era un jóven que desde niño era introvertido, que padecía una enfermedad que le impedía sentir dolor, que si era solitario, que se enojo por que pensaba que su madre lo hiba a internar en un hospital psiquiátrico, en fín. Lo que quiero poner sobre la mesa es que este tipo de circunstancias, quizá no se puedan evitar, tal y como sucedió en la realidad, sin embargo, todas estas aseveraciones que encontramos por doquier, nos brindan la posibilidad de darnos una idea sobre lo que la indiferencia hacia cualquier conducta extraña de los chicos puede generar.
Obviamente debemos ser cuidadosos de no juzgar sin los elementos necesarios, y además no es nuestra postura el ser jueces, lo que nos preocupa es que de alguna u otra forma, se divisan los mismos elementos una y otra vez: una relación conflictiva, tintes de indiferencia, un solo padre en casa, además de una enfermedad, es lo que se conjuga para dar como resultado la historia que ahora todos lamentamos desde cualquier lugar del planeta.
Vaya este llamado a todos los padres de familia para que hagan lo posible por no despegarse de sus hijos, y supervisar periódicamente sus actividades, pero sobre todo no ser indiferentes a las conductas peligrosas que presenten, por que lo más común es que los dejen y con un regaño, se dé por sentado que van a reflexionar sus actos y a dejarlos de hacer.
Quizá allí puede estar la clave a estos conflictos, ya que si estamos presentes en la vida de los hijos y les enseñamos que a toda conducta le sigue una consecuencia, podríamos evitar que tengan este tipo de conflictos, ya que cuando no se les reprime se acostumbran a hacer lo que les plazca y es allí cuando surgen los conflictos, al convertirse en personas intolerantes, con poca tolerancia a la frustración, pero sobre todo y lo más peligroso, que se vuelvan impulsivos, haciendo cualquier cosa para desahogar sus emociones negativas sin importar el daño o el dolor que puedan provocar.
Espero que este escrito les ayude a reflexionar, pero sobre todo nos ayude a poner manos a la obra y la proxima vez que nos encontremos tengamos noticias más positivas y no una nueva historia sobre pérdidas humanas.
los espero en otra entrada en este espacio, su espacio: "El rincón de los padres"...
Psic. Nicolás Sánchez E.
FOTOGRAFIA: proceso.com.mx
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